La ciencia que estudia el representar cuerpos sólidos en un plano de la misma manera que aparecen a la vista, se llama perspectiva. Para alcanzar este objetivo el pintor ha ido dando pasos desde los orígenes de la pintura hasta en siglo XVI. Al principio no son más que ensayos basados en la intuición y observación de los artistas. Poco a poco y a medida que avanza el tiempo empiezan a aparecer diversos logros que harán que este espacio aparezca con cierta profundidad, cambiando completamente la calidad de la obra.
Comencemos analizando, ¿ Cómo dar volumen o sensación de relieve a los dibujos y pinturas?
En el Paleolítico Superior, hace unos 20.000 años aproximadamente, empiezan a representarse las primeras figuras de animales grabadas sobre las paredes de las cuevas, lo que se denomina arte parietal dentro del Arte Prehistórico.
El incipiente artista Paleolítico comienza representando los animales en dos dimensiones, e irá mejorando su técnica, dando un segundo paso al incorpora el color a las figuras mediante pigmentos naturales, como el negro de humo y el ocre rojo de un óxido de hierro.
Intenta representar a los animales con volumen, es decir como cuerpos sólidos de tres dimensiones utilizando los entrantes y salientes de la roca y manchando la figura con color más o menos oscuro.
En las imágenes tenemos ejemplo de la cueva de Altamira pintada en época tardía del Paleolítico Superior, en el Magdaleniense, hace entre 12.000 y 15.000 años, donde encontramos bisontes pintados en la roca de tal manera que se aprovecha un abombamiento de la misma para dar sensación de volumen al animal, observemos la paletilla del bisonte.
Pero ese intento de conseguir la tercera dimensión en el cuadro no se consigue y así continua siendo en la Antigüedad, la pintura sigue siendo plana. La representación humana, los animales, las cosas solo tienen dos dimensiones.
Los egipcios, en plena Edad del Bronce, entre 3.000 y 2.000 años a.C. ya tienen detalladísimas pinturas en las que representan sus dioses, sus faraones, la vida del pueblo, sus actividades: caza, pesca, agricultura, guerra, etc.
Pero estas pinturas que a todos nos son familiares, son planas.
Y además tienen peculiaridades en la reproducción de la figura humana, como es poner el torso de frente y la cabeza y piernas de perfil (lo que después hará Picasso en alguna ocasión) para tomar lo más identificativo de la persona, aunque la postura no sea natural. El ojo lo pintan de frente aunque la cara esté de perfil, por la misma razón de antes.
A pesar del dominio en la representación de flores, aves, peces, todas sus figuras, son planas y están situadas en escenarios que carecen de profundidad.
Lo mismo les pasa a los pueblos de la Antigüedad: asirios, babilonios, persas, nos han legado deliciosas pinturas, pero todas planas, sin ningún fondo.
“Ofrendas a las divinidades”, en el Palacio de Mari
La cerámica griega en todos sus diferentes periodos, roja, negra etc. está decorada pero siempre con figuras que carecen de volumen.
Escifo o copa del toro cretense. Museo del Louvre
Esto contracta con los avances conseguidos en arquitectura y escultura. En el siglo V a.C. en la Grecia de Pericles, la escultura, por ejemplo, ha alcanzado un dominio anatómico extraordinario.
En cambio la pintura sigue sin dar el salto.
De Roma nos ha quedado algo del arte pictórico en mosaicos, en las paredes excavadas del Domus Áurea de Nerón en Roma,y en las casas de Pompeya. La ciudad de Pompeya destruida por la erupción del Vesubio en el año 79 y cubierta de cenizas, se comenzó a excavar en el reinado de Carlos III, apareciendo una serie de casas principales con pinturas al fresco.
Fresco en el triclinio de la Villa de los Misterios en Pompeya
Ya aparece una cierta profundidad en los ambientes, lograda a través de la perspectiva, para lo cual utilizan elementos arquitectónicos como pórticos, columnatas y escaleras. También logran un cierto volumen en los cuerpos conseguido a través del sombreado.
Pero con caída del Imperio Romano en la Edad Media se olvidan estos adelantos.
La pintura románica que avanza en los aspectos de composición y color es completamente plana, careciendo sus figuras de volumen y estando situadas en un plano, no en un espacio pictórico.
El pintor se ha limitado a poner manchas de colorete en las mejillas de las figuras para simular volumen y en los ropajes insinúa los pliegues con líneas pintadas.
El pintor no consigue dar volumen a los rostros ni a los cuerpos porque utiliza una iluminación frontal que no da sombras al objeto iluminado y lo aplana. Lo único que hace es que para que resalten, sitúa detrás de las figuras un fondo plano que suele ser dorado.
Habrá que esperar hasta bien entrada la Edad Media para que se empiecen a ver los primeros intentos de conseguir la tercera dimensión.
Después, buscando el volumen, buscando la corporeidad, empieza a crear sombras en las figuras haciendo una trampa al ojo. Si un objeto, una jarra por ejemplo, que tiene volumen se ilumina lateralmente, una parte queda iluminada y otra parte en sombra. Si un pintor pinta un cuerpo con parte iluminada y parte en sombra, el ojo lo procesa al revés y dice: aquí hay volumen.
Es en el gótico cuando se empieza a aplicar sombras en las figuras para dar esta sensación.
Esto complicará la pintura porque estas sombras, en una superficie de color no son negras, sino que producen el efecto de oscurecer el color, dando diferentes gradaciones. Si la superficie iluminada es roja brillante, la menos iluminada será roja más oscura y la menos iluminada aún, roja mucho más oscura. Lo cual quiere decir, que para crear sensación de volumen el artista no puede aplicar los colores puros como hacía antes, sino que necesita dar todos los matices de cada color que emplea. Esto que es fácil de expresar, es muy difícil de conseguir, pues le obliga a emplear una paleta de, en teoría, infinitas tonalidades.
En resumen a medida que avanzan los siglos del gótico, XIII, XIV y XV, se va consiguiendo la corporeidad a través de la iluminación lateral de las figuras; y será el siglo XV el definitivo en la consecución del volumen mediante esta técnica y la Historia del Arte cita como una de las primeras obras logradas a La expulsión del Paraíso de Masaccio en la Capilla Brancacci en Florencia, pintura al fresco que se realizó entre 1424 y 1427 y donde la luz moldea los cuerpos de Adán y Eva hasta conferirlos un auténtico relieve.
Pero la consecución del espacio pictórico tridimensional se lograra a partir de este momento con la aplicación de las perspectivas: lineal, aérea, por iluminación, por enfoque y la perspectiva caballera.
Todos grandes avances en el campo de la técnica pictórica que por su importancia dejamos para la próxima entrada del Blog
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