Oleo sobre lienzo de 140 cm × 110 cm.
Monasterio del Escorial.
Pintado por El Greco entre 1578 y 1579, se le conoce por diversos nombres:
"Sueño de Felipe II", "La adoración del nombre de Jesús", "La gloria de Felipe II" o " La Alegoría de la Liga Santa . Lo que nos indica las diversas interpretaciones que de la representación iconográfica se ha hecho.
Si analizamos el lienzo observamos:
Que la composición se divide en dos zonas claramente definidas, superpuestas e intercomunicadas por los rayos de luz y las miradas de los personajes de la parte inferior.
En la parte superior tenemos un rompimiento de gloria, y entre nubes y ángeles se manifiesta el anagrama del nombre de Jesús.
En la parte inferior nos encontramos con:
En primer lugar una multitud arrodillada, encabezada por el rey de España, el Papa y el Dux que contempla la visión. Tras ellos se descubren en medio de un paisaje flamígero las puertas del Purgatorio, y en primer término a la derecha la boca del Leviatán devorando a los condenados infieles y herejes.
¿Por qué y para que se pinta? ¿ Qué significado se le ha dado?
Podría ser, el lienzo que realiza El Greco como carta de presentación a Felipe II, en su intento de introducirse en el círculo de pintores cortesanos, aunque de ser así no tuvo el resultado que pretendía.
En el lienzo identificamos a Felipe II, el Dux de Venecia y el pontífice Pío V, y junto a ellos, también tenemos, la figura juvenil y medio desnuda del almirante
Don Juan de Austria. Que aparezca Juan de Austria lleva a algunos autores a pensar que se trata de un encargo para colocarlo en la tumba de Don Juan de Austria, cuyos restos se trasladan al Escorial en 1578. Y se justifica, por tanto, la presencia del hermanastro del monarca en el lienzo, y explica el hecho de que se represente a la Liga Santa años después de que ésta se disolviese, a modo de reconstrucción histórica. Por esto Anthony Blunt considera que es una alegoría de la Liga Santa.
Al lienzo se le ha otorgado carácter político, y otros autores se inclinan más por un carácter teológico, siendo, para ellos, el verdadero protagonista del cuadro Felipe II, que estaría esperando la Gloria del Juicio Final. Lo que explica los nombres que recibió el cuadro en los inventarios del siglo XVII: "Felipe II en la Gloria", "Visión que tuvo Felipe II " o más popularmente "La Gloria de Felipe II".
Retratar a Felipe II en una pintura teológica no es excepcional en la obra de El Greco. En "El entierro del Conde de Orgaz " vemos la figura de Felipe II en la corte celestial que contempla extasiada la Deesis central del lienzo.
También lo pinto Tiziano en su obra " La Gloria" (1551-54)
Hagamos un pequeño paréntesis y miremos esta lienzo:
En el cuadro se representa un milagro , el cielo se abre sobre un campo castellano vacío , dejando ver a la Santísima Trinidad , que recibe a profetas , patriarcas y a personajes conocidos de la España del siglo XVI .
Uno de los personajes principales del cuadro es el emperador Carlos V , que entrega su alma al Altísimo , aparece en la parte derecha , con su mentón prominente y envuelto en un sudario blanco inmaculado , con la mirada fija en Jesucristo, desprovisto de atributos reales , sin corona ( aparece a su lado), ni joyas , solo ante la muerte . Tras el emperador , aparece el heredero , su hijo Felipe II, su difunta esposa Isabel de Portugal , su hermana María de Hungría y su madre Juana de Castilla ( Juana La loca ).
Tras este leve paréntesis y continuando con el análisis de el lienzo que nos ocupa, me parece interesante la inclusión del Purgatorio (izquierda), como imagen de la penitencia que es propia de la teología contrareformista, de la que Felipe II era su máximo defensor político.
La importancia que adquiere el Sacramento de la Penitencia tras el Concilio de Trento se manifiesta, en este cuadro, no solo en la alusión al Purgatorio, sino también, en la multitud de personajes arrodillados que miran el anagrama del nombre de Jesús; pudiéndose pensar que el Greco se inspiro en el texto del apóstol San Pablo, “para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos”.
La zona superior del lienzo, la zona celestial está presidida por el anagrama de Jesús.
Una de las claves del lienzo, dentro del pensamiento de la contrareforma y como veremos de la influencia de los Jesuitas.
Es por tanto una composición muy original en el que se unen los retratos de los firmantes de la Liga Santa, la alusión a Lepanto con un juicio universal presidido por el nombre de Jesús.
El papel que desempeñó la Compañía de Jesús en la formación de la Liga Santa fue crucial, actuando de mediadora entre Felipe II y Pío V para consensuar un almirante cristiano, nombramiento que recaería en Don Juan de Austria. No fue casual que los jesuitas fueran embarcados en las galeras españolas, mientras que los capuchinos viajaban en las papales, y franciscanos y dominicos en las genovesas. En los textos podemos leer “el protagonismo de los jesuitas fue muy marcado, no sólo por ser la única orden diseminada por todas las escuadras, sino porque los principales mandos dispusieron de capellanes de la Compañía".
Nos encontramos por lo tanto ante la representación visual del mundo tras la
victoria cristiana de Lepanto, vista a través de mirada de una monarquía contrarreformista destinada a constituir un imperio universal y cristiano, un planeta católico cuyos tiempos concluirán el día en que la humanidad deba personarse ante el juicio final, donde se premiará a aquellos que participen de esta teología política, y se castigará con penas atroces a los que la rechacen.
Esta fabricación icónica del imperio católico español pintada por El Greco no es tanto una invención de este pintor como una representación de una visión que impregna a la sociedad española tras el concilio de Trento y la batalla de Lepanto. Una idea que pervivirá a lo largo de todo el imperio, hasta el reinado de Carlos II a finales del siglo XVII cuando se extingue la Dinastía que hizo de la defensa del catolicismo su razón de ser.
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