sábado, 8 de septiembre de 2018

Mitología y Erotismo: “Los Amores de Júpiter” de Antoni Allegri, Correggio . 1494- 1534

 
 
La serie conocida como los “Amores de Júpiter” son cuatro grandes lienzos de Correggio inspirados en la “ Metamorfosis” de Ovidio, principal fuente de inspiración para los artistas , pues los mitos que narra pueden dar lugar a interminables narraciones pictóricas.
 
Fueron encargados hacia 1531 por Federico II Gonzaga, duque de Mantua y, según Vasari, regalados a Carlos V con ocasión de dos visitas que, como Emperador, realizo a Mantua en 1530 y 1532. Se ha considerado, también, que fueron encargados con el fin de decorar la Sala de Ovidio del Palacio de Té de Mantua; esta propuesta en la actualidad esta rechazada.
 
Fueran regalo o no, lo cierto es que Leda y Dánae estuvieron en la colección de Antonio Pérez, el secretario de Felipe II, y que tras su caída, en 1579, pasaron a la colección real. En 1604, sin embargo, Felipe III, tal vez uno de los Austrias menos interesado por la pintura, vendió Leda, Ganímedes y Dánae al emperador Rodolfo II, quien debió de interesarse por las obras en su estancia de juventud en la corte madrileña.
 
La serie representa a Júpiter seduciendo a Ganímedes, Leda, Io y Dánae; se consideran los cuadros más eróticos pintados en el renacimiento.
 
Correggio concibió los lienzos agrupándolos en parejas; así el cuadro de Ío estaría acompañado por el Rapto de Ganímedes y los otros dos lienzos corresponderían a las representaciones de Leda y el cisne y  el de Danáe.

Las cuatro obras esta realizadas en óleo sobre lienzo y datan de 1531 -1532.
 
Júpiter enamoradizo, se encaprichaba de cualquier hombre, mujer, mortal o dios, pero su esposa Juno, la Hera griega, es terriblemente celosa, por lo que Júpiter toma precauciones y se disfraza para consumar sus amoríos. Con Ganímedes, Júpiter se disfraza de águila y lo rapta para hacerlo su amante y copero de los Dioses. Con Dánae, el dios se transformó en lluvia dorada. Para acostarse con Leda se vistió de cisne, y finalmente con Ío, Júpiter se convirtió en nube.
 
Antes de realizar un breve análisis de estos lienzos, recordemos:
 
¿Júpiter?
 
Júpiter , en la mitología romana, es el soberano de los dioses, hijo del dios Saturno, a quien derrocó, era venerado como dios de la lluvia, el rayo y el relámpago.



 
 
 
Los romanos identificaban a Júpiter con Zeus, el dios supremo de los griegos, y asignaban al dios romano los atributos y mitos de la divinidad griega; el Júpiter de la literatura latina, por tanto, tiene muchas características griegas, pero el Júpiter del culto religioso romano se mantuvo esencialmente libre de la influencia griega. Con las diosas Juno y Minerva, Júpiter formaba la tríada que constituía el culto central del Estado romano.
 
 
¿Quién es Antoni Allegri,, Correggio, (1494- 1534) ¿ :



 
 
 
Antonio Allegri, más conocido como El Correggio (por ser ese el lugar donde nació). Es el principal representante de la Escuela de Parma, dentro del Renacimiento Italiano, en el tiempo de la Corte de los Farnesio, y en el momento más álgido del manierismo en Italia.
 
A pesar de tener un tío pintor, su formación la realiza en Mantua, se cree que en el taller de Mantegna.
 
El estilo de Mantegna le influyó notablemente en su primera obras, hecho que se puede observar en los frescos en la capilla funeraria de Mantegna en San Andrés de Mantua, y en el atrio de la misma iglesia.
 
Hacia 1510, viaja a Roma, tras lo que se aprecia un cambio en su pintura, por la influencia de Leonardo da Vinci, en la utilización de la técnica del sfumato y los rostros risueños característicos de Leonardo; de Francesco Francia y Lorenzo Costa “El Viejo”, los colores más intenso y brillante.
 
En 1524, viaja de nuevo a Roma, donde estudia las obras de Rafael Sanzio y de Miguel Ángel y sus figuras serán mucho más monumental y naturalista, a partir de estas fechas.
 
En su obra se puede observar el profundo tránsito desde las formas renacentistas más clásicas hasta algunas innovaciones propias del barroco pasando por la distorsión refinada del manierismo.
 
¿ Manierismo?
 
El manierismo es un período de transición entre el arte renacentista y el arte barroco. Cuando los elementos principales del Renacimiento empiezan a entrar en crisis, el manierismo significa un progresivo abandono de las normas renacentistas en cuanto al abandono de la proporción de las figuras, de la perspectiva espacial, del uso de líneas claras y definidas y de las expresiones mesuradas y dulces de los personajes renacentistas.
 
Recordemos brevemente las características de la pintura Manierista, observando y analizando este cuadro:
 
 
 
 
 
 
“Venus y Amor descubiertos por un sátiro”
 
 
Con  un formato rectangular, las tres figuras, en una composición diagonal, está constreñidas en un espacio estrecho, lo que nos da una sensación de angustia.
 
Los personajes adoptan posturas imposibles, se retuercen (curva serpentinata) y resbalan mostrando escorzos con las que el pintor crea movimiento y nos demuestra su maestría en el dibujo.
 
En las proporciones anatómicas vemos el alargamiento de las figuras de forma arbitraria.
 
En la figura del sátiro podemos apreciar un guiño miguelangelesco con una musculatura muy marcada.
 
La utilización de fondos muy oscuros, casi negros, en los que las figuras son auténticos focos de luz, nos anuncia el Barroco.
 
En la obra que nos ocupa, la luz modela las figuras, y nos da esa sensación de claroscuro, que el artista pudo tomar de las obras de Leonardo da Vinci; las figuras de Venus y cupido aparecen completamente bañadas por una luz dorada que se difumina hacia el fondo dejando el resto de la composición en oscuridad.
 
 
“ El rapto de Ganimedes”.



 
 
 
Realizado al óleo y de estilo manierista formaba pareja con la obra “Júpiter e Ío”. Se encuentra en Viena.
 
El mito:
 
Antes de todo recordar que a Zeus, señor del Olimpo, rey de los dioses, padre de dioses y humanos. En la mitología romana tiene su equivalente en Júpiter.
 
En la mitología griega, Ganimedes era un hermoso príncipe troyano que residía en el Monte Ida de Frigia, y Zeus lo raptó adoptando la forma de un águila. En el Olimpo, Zeus hizo a Ganimedes su amante y copero mayor de los dioses.
 
El cuadro representa el momento del ascenso Ganimedes, cogido por el águila. En la parte inferior, hay un perro mirándolos, mientras que Ganimedes fija la mirada en el espectador.
 
Tanto el perro como las rocas  están formadas por numerosas líneas verticales  que nos subrayan la idea de movimiento ascendente.
 
El formato del cuadro, estrecho y alto, es idóneo para representar estas imágenes de ascensión.


" Júpiter e Ío".




 
 
 
Ío, hija de Íncalo y Melia, era una de las sacerdotisas de la diosa Hera. Júpiter atraído por la belleza y pureza de la joven la visitó en forma de humo o neblina y la hizo su amante comenzando así un calvario para la joven al ser descubierta por Hera.
 
Correggio elige el  momento en el que la joven Ío se entrega al dios. Su cuerpo desnudo y blanquecino es sustentado por la nube de humo en la que se ha transformados Júpiter; su rostro obedece a un intenso gesto de placer y la encarnación de todo su cuerpo contrasta por un lado en el blanco paño sobre el que se apoya y también con la grisácea nube.
 
Corregio ha plasmado con  acierto esa nube poderosa de la que emerge un rostro y una mano para envolver suavemente a la bella sacerdotisa; el dios inmaterial y vaporoso tiene el suficiente poder como para poseer a la joven cuyo cuerpo describe la típica postura manierista en línea serpentinata  para dotar a la figura de movimiento a lo que contribuye también el formato vertical del cuadro.
 
“Leda con el cisne”.



 
 
 
El mito:
 
Mientras Leda, esposa del rey de Esparta Tindáreo, se baña en un estanque es seducida y poseída por un cisne de resplandeciente blancura que argüía ser perseguido por un águila.
 
El  cisne era Júpiter, que con este engaño conquista a Leda sin levantar sospechas.
 
Al representar el mito, el pintor ha optado por representar las escena  en tres momentos de la historia en el mismo cuadro:
En el centro de la composición representa de la unión carnal entre Leda y el cisne. Leda sedente en una roca aparece completamente desnuda en una sensual y manierista pose mientras deja que el hermoso cisne acaricie su cuerpo, pero sin resultar en ningún momento obscena El artista ha sabido plasmar el momento de forma elegante incorporando a partes iguales sensualidad y moderación.
En la zona  izquierda, del lienzo, vemos dos momentos previos a esta escena: Leda, desnudándose ayudada de sus criadas mientras mira al hermoso cisne que está en vuelo y Leda, dentro del agua, rechazando con un gesto al cisne, pese a que su rostro dice lo contrario.
En la zona de la derecha encontramos a Cupido, dios del amor, tocando un arpa y acompañado por dos pequeños amorcillos.
La escena se desarrolla en un espacio natural, con grandes árboles que ofrecen un marco idilico a esta escena de amor; al fondo del paisaje se observa un tenue sfumato influencia que la obra leonardesca tuvo en el artista.
 
La figura de Leda adopta una torsión típicamente manierista. Su figura se ve acentuada por encontrarse delante de un arbol, quedando éste ligeramente desplazado hacia la izquierda.
Hay un grupo central de árboles y, en torno a ellos, las figuras secundarias formando un círculo. De esta manera se lleva la mirada a las profundidades del paisaje.
 
El cuadro representa un tema clásico en el arte, que ya antes había sido tratado por otros autores como Leonardo (Leda y el cisne) y por Miguel Ángel, sólo por copias. numerosos pintores hicieron su propia versión de esta escena que también ha inspirado poesías y composiciones musicales. “Danae”
 
 
 
 
 
El mito nos dice que la princesa Dánae era hija de Acrísio, rey de Artos. Su suerte fue determinada por un oráculo, que predijo a su padre que él sería muerto por su nieto. Con el fin de verse libre de tal profecía, Acrísio encerró a su hija en una torre, donde fue fecundada por Júpiter, que la visitó en forma de una lluvia de oro. Al tomar conocimiento de que Dánae había tenido un hijo, Acrísio la colocó, junto con el nieto (Perseo), dentro de un arca, lanzándola al mar. Pero tal objeto fue encontrado por un pescador, que liberó a sus prisioneros y los llevó al rey Polidectes, que los recibió con extrema alegría. Y allí los dos pasaron a vivir, hasta que el vaticinio fue cumplido.
 
La obra narra el momento en que Dánae, semitapada por una sábana, recibe la visita de Júpiter, el dios de los dioses, metamorfoseado en una lluvia de oro, que es representada por una nube dorada, que se extiende sobre su lecho. A los pies de la princesa, sentado en su cama, se encuentra Cupido (Eros), el dios del amor, que sostiene una parte de la sábana, que tapa el bajo vientre de la princesa, dándole una forma de bojo, de modo que ella puede recibir al apasionado Júpiter. Dos pequeños niños  juegan en la esquina inferior derecha de la pintura, ajenos a la escena que se desenvuelve encima de ellas. La ventana abierta, a la izquierda, lleva a un hermoso paisaje azulado.
 
El extraordinario dominio del desnudo, la grácil voluptuosidad de las formas y la delicadeza del color constituyen lo esencial del estilo del Correggio, una sensualidad explícita y elegante que convirtió sus composiciones en auténticos iconos del erotismo renacentista.
 
Prueba de la fama y de la fascinación que despertó es el gran número de copias que se hicieron de sus lienzos.
 
Las de el Prado de Leda y de Ganímedes (del mismo tamaño que los originales) fueron pintadas por Eugenio Cajés antes de su partida hacia el castillo imperial de Praga.
 
El prestigio erótico de esta Leda, con el cisne entre sus piernas, hizo que colgara siempre en las salas de desnudos, desde las Bóvedas de Tiziano del Alcázar hasta la Sala Reservada del Prado.
 
Los originales, tras su paso por varias colecciones europeas (Estocolmo, Roma, París) y habiéndose salvado in extremis de algún que otro ataque de puritanismo, hoy son estrellas de los museos europeos donde se exponen: Leda en el Estatal de Berlín, Ganímedes e Io en el Kunsthistorisches de Viena y Dánae en la Galería Borghese de Roma.
 
 
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